Tuesday, February 10, 2009

Vacas


Madrid está llena de vacas. Sí, no sólo es una ciudad repleta de museos, teatros, famosetes, líneas de metro, grandes distancias, políticos corruptos, tramas oscuras, residencia de nuestro monarca, etc. También es hogar, a partir de esta semana, de vacas que pacen, caminan, miran al cielo, e incluso se bañan en fuentes. He aquí un ejemplo de una de ellas: a la puerta de la Biblioteca Nacional, a modo y uso de Alonso Quijano, con su yelmo de Mambrino, pensativa, acompañando a quienes visitan el supremo templo de la lectura, desvalijado -por cierto- en alguna que otra ocasión recientemente.

Será tópico. Pero a veces se mira al campo como un poso de virtudes, de naturaleza, de buen espíritu, de honradez... frente a una ciudad que es centro de modernidad, de poder y de corrupción. Seguramente no es así. Pero, por si acaso, estas vacas pasean sus pezuñas y cuernos por las calles de nuestra capital. Estaban por todos los lugares: en la calle Génova, en la puerta del Congreso de los Diputados, en el Palacio Real... y hasta en el barrio de Lavapiés (donde, por cierto, fue secuestrada).

Y yo pregunto, lectores: ¿queremos vacas en las calles de Granada para que vigilen, con su mirada calma, mientras pacen tranquilas, todo lo que hacemos y somos?