Friday, June 05, 2009

Hechos míticos, hechos inexistentes

Ayer se cumplieron 20 años de la matanza de la Plaza de Tiananmen (Pekín). Esta imagen, de un hombre hasta ahora desconocido, enfrentándose a una hilera de tanques, ha pasado a la Historia. Una revista americana lo situó entre los 100 hombres más influyentes del siglo XX. Esa camisa blanca, esos pantalones negros y esa figura escuálida le hacen ser un antihéroe, o mejor, cualquiera de nosotros. Lo absurdo de su actitud, sus gestos y movimientos descalifican todavía más la violencia del régimen dictatorial chino.

Sin embargo, la realidad tiene siempre varias caras. Este hombre seguramente no vio este vídeo, ni tampoco supo jamás que, desde un sexto piso de un hotel cercano, un periodista europeo lo convertía en un icono inmortal. Pero, incluso en China, hay algunos que no lo han visto jamás: hoy el telediario de la Primera mostraba cómo, al acercarse la periodista con la instantánea y preguntar a los jóvenes estudiantes, éstos decían no haber visto esa foto en su vida; ni siquiera la identificaban con China.

Nuestros días están sembrados de hechos. Pero para que los hechos sirvan, importen, sean relevantes, tienen que ser contados. Y para que lo sean, el peor enemigo son los discursos oficiales, lo políticamente conveniente. China es un caso extremo. Pero nosotros también podemos ser víctimas de una información deformada, que tiene un fin y que quiere sedarnos; podemos ser víctimas de un sistema democrático en el que, por ejemplo, a los políticos poco importa un horizonte más allá de unas elecciones. La última campaña electoral, donde la nobleza, la imaginación y las propuestas han brillado por su ausencia, son un buen ejemplo. Tenemos un sistema democrático, sin duda más justo que el chino. Sin embargo, a veces pienso que renunciamos a nuestras libertades y a nuestro poder de crítica. Nos apartamos de la escena de la alta política, dejando que una clase política mediocre y en la que no creemos, escoja el menú de nuestro destino. Quizá nos estemos equivocando.