Tuesday, September 29, 2009

Un mundo que no-es

El domingo pasado el grupo británico Muse decidió pasarse por el forro la sociedad del consumo, plasticosa y televisiva, donde nada es lo que realmente dice ser. En la televisión italiana les obligaron a tocar en playback. Lo hicieron. Pero, como reacción, se intercambiaron los instrumentos. El menda que toca la batería (M. Bellamy) es en realidad el cantante, guitarrista y teclista (lectores, ojo a sus gestos). El alto de las gafas de sol, al teclado y con la guitarra, es en realidad el bajista (muy seriote él). Y el que lleva el bajo y canta, es el batería (no se lo cree). Lo mejor es el disfrutar del público, ajeno a toda esta mentira; y por supuesto, la reguapísima y oxigenada presentadora, que hasta sostiene una entrevista con alguien que no-es.
Quizá sea buen momento de parodiar todas las verdades oficiales. Falsas por ser supuestamente verdades. Y también por ser oficiales.
¿Qué mejor colofón a este post que la letra de la canción? Ahí va:

"La paranoia florece
la transmision se reanuda
ellos tratan de empujar la droga,
mantenganse todos callados y esperemos
nunca volveremos a ver la verdad de cerca

(...) Levantate y toma el poder de nuevo es hora de que
los gatos gordos tengan un ataque al corazon tu sabes
que su tiempo esta llegando a su fin
Tenemos que unirnos y ver nuestra bandera ascender

Ellos no nos obligaran
Ellos paran de degradarnos
Ellos no nos controlaran
Nosotros resultaremos Victoriosos"

Monday, September 14, 2009

De vuelta con la crisis


Septiembre ha entrado con fuerza. Vuelta al trabajo y a una ciudad que siente la crisis por los cuatro costados. Mientras que la clase política se tira los trastos a la cabeza y se pelea por escuchas, regalos a cambio de favores y demás, el resto de los españoles le vemos la cara a la crisis.

Vaya por delante: soy un privilegiado. Que el piso que he alquilado esté a medio amueblar o que no tenga sillas no deja de ser una anécdota sin importancia en medio de todo lo que está cayendo.

Hoy he ido a hacer la primera compra. Antes, he ido a un cajero a sacar dinero. Justo antes de mí lo ha hecho una señora. Tenía aspecto normal: unos 50 años, pantalones color calabaza y jersey pistacchio. Encajaría en lo que cualquiera de nosotros llamaríamos clase media. Luego ha llegado mi turno. He pedido un recibo para ver el remanente de mi cuenta. Sorprendido, he visto una cantidad que no se correspondía con lo que esperaba (que tampoco es mucho, queridos lectores). Al poco, he comprendido que había cogido el recibo que la señora que me precedió había dejado olvidado. Hoy, a día 14 de septiembre, tenía sólo 40 euros de saldo disponible.

Ya sé que quizá he sacado la imaginacióna pasear. Ya sé que quizá la señora anónima tenía más cuentas corrientes. Pero en los tiempos que corren, esta historia tan cotidiana puede estar envuelta en las sombras tan oscuras como las que insinúo en el párrafo anterior.

Curiosamente, hoy se cumple 1 año de la quiebra de Lehmann Brothers. Paradojas de la economía mundial: Wall Street está mucho más cerca de cualquier barrio histórico de Granada. Después de la hecatombe, nada parece haber cambiado: los banqueros siguen recibiendo bonus y considerándose el baluarte del progreso económico; los políticos siguen cocinando sus conflictos, siempre echando balones fuera y sin plantearse regular el sacro-santo mercado libre. Cada vez es más evidente que banqueros y políticos tienen dos cosas en común: no tienen ningún contacto con la realidad social que nos rodea; y no les importamos (casi) nada. De los primeros, como mis queridos lectores se podrán imaginar, no me sorprende ninguna de estas actitudes; de los segundos, confieso que (hasta hace poco) me sorprendía.