Monday, April 05, 2010

Jerusalem, cristiana

Ser cristiano y visitar Jerusalem se antojaba como algo especial. Confieso que viajaba expectante de lo que allí encontraría y, sobre todo, de los sentimientos que podrían agitarse en mí. Y todo, en un momento en el que la Iglesia queda salpicada por delitos de pederastia y servidor, para qué engañarnos, no se encuentra en el momento más fecundo de su fe.

La Jerusalem cristiana es la tercera ciudad, la menos importante, la minoritaria. Para los europeos, acostumbrados a pensar tan eurocéntricamente, esta es la primera sorpresa que se alza ante uno cuando cruza los muros de la "Ciudad Santa". El segundo es que la historia de Jesús queda desmitificada: la ciudad era de mucho menor tamaño que la que hoy está resguardada bajo sus murallas; por ejemplo, el Gólgota y el Santo Sepulcro se encuentran dentro de los muros medievales que vemos hoy. La tercera es que, paradójicamente, la historia de Jesús se hace más grande o imponente: fuese o no hijo de Dios, ese hombre dejó una impronta única en la historia, en un momento en el que aquellos de su clase pertenecían sin remedio a los olvidados y a los hombres sin historia.

Pero empecemos por el final: la Basílica del Santo Sepulcro guarda el lugar donde fue crucificado y enterrado Jesús. Visitarlo levanta pena y desconcierto. Y no tanto por la muerte de Jesús, sino por la actitud de los cristianos dentro del templo: se arremolinan en torno a las capillas, las rocas, los exvotos... tocan de forma compulsiva y emocionada los objetos, restriegan sus prendas y pañuelos contra la roca originaria, golpean sus cabezas y aprietan sus manos contra todos los objetos que consideran sagrados. Viendo todo aquello, tan cerca de tantos pasajes bíblicos, venía a la mente la expulsión de los mercaderes del templo de Jesús, y por qué no decirlo, la falta de una fe más centrada en el contenido y en los valores cristianos, y menos en ritos cuasi-animistas. Y digo esto porque el problema planteado en Israel-Palestina es como para pensar un poco más allá.

El Monte de los Olivos sí es un lugar especial. Fuimos a la tarde. Desde allí se vislumbraba la ciudad de Jerusalem. Emocionante: asistimos a un atardecer lento y reposado, que dejaba poco a poco la ciudad en penumbra.
Y Belén. El lugar de nacimiento de Cristo está a unos siete kilómetros de Jerusalem. La Basílica de la Natividad no impresiona demasiado, aunque conserva la gruta donde la familia de Jesús se cobijó aquella noche. No obstante, estar allí para mí sí fue especial. Sentado en el altar mayor de la iglesia, hablando con mi amigo Morten llegué a la conclusión que lo más interesante, lo más cercano a la pobreza y a todo lo que quiere representar el cristianismo, estaba fuera de los muros de Jerusalem, de los circuitos turísticos. Para llegar a la basílica de Belén, habíamos tomado un autobús de línea. Una vez en el pueblo, subimos a un taxi. Comenzamos a hablar con el taxista palestino... que nos llevó al muro que, después de la 2ª intifada, habían levantado los israelitas alejando a los palestinos de todo. Vimos entonces la pobreza y la desesperación de muchos palestinos, fuera siempre de los circuitos turísticos. Quizá por eso, al visitar la Basílica del Santo Sepulcro varios días después, me pregunté por el papel que los cristianos jugábamos en todo aquello. Pero hablar de todo eso requiere otra entrada distinta de este blog.

2 comments:

Aguamala said...

Casi nada queda ya en mí de fe (cristiana), pero he de reconocer Bobby, que me emociona leer sobre tu visión de la Jerusalem cristiana. Mi infancia y mi educación, enraizadas en la cultura que nos ha tocado vivir, bebió tanto de aquellos lugares y de las historias que los hicieron famosos...Me gusta cómo has desmitificado lo accesorio y has salido de los muros de las iglesias-mercado, y te has alejado de los creyentes-souvenir, para buscar la verdadera esencia de lo que alimentó y alimenta tu fe. Sobre crisis de fe, podrías escribir otro día...Yo sé bastante. Espero que tú, al contrario que yo, la superes. Se vive mejor.

Un beso y gracias por tus posts.

Anonymous said...

Jerusalén o el territorio bajo el control directo de las colonias israelíes. Bueno espero que disfrutaras de la zona oriental (ocupada) es la más reveladora y si te metes en Siluan, abu dis...la experiencia puede llegar a ser dolorosa.