Monday, December 14, 2009

Atrapado en la nieve y en todo lo demás



9 horas y media de trayecto entre Madrid y Granada. Me las prometía muy felices tomando el primer autobús, saludando la llegada del invierno feroz y la soberbia escarcha de esta mañana.
Emprendimos la marcha a eso de las 8.30. Caían unos copos de nieve. Y yo caí rendido de sueño. A eso de las 10:30 despierto. Estábamos en mitad de Castilla-La Mancha, estábamos rodeados de nieve por todas partes y la tormenta arreciaba. Al parecer, desde que salimos de la capital íbamos en caravana, atrapados en el atasco.
Paciencia, no hay prisa, pensé. Hasta que, claro, la nieve y el hielo cuajaron. Y una de esas paradas del autobús coincidió en una pendiente... hacia arriba. A la altura de Turleque aquello no avanzaba. Las ruedas del autobús patinaban. Y obviamente, no teníamos cadenas.
Tirados en mitad de ninguna parte. Hasta que algunos guardias civiles nos socorrieron. Trataron de quitar con una pala el hielo y la nieve bajo las ruedas del autobús. Pero no había manera. Resultado final: todos los hombres del autobús descendimos a empujar. Esas manchegas y vitivinícolas planicies, solar del viejo caballero, se habían convertido en estepas siberianas. Tras veinte minutos a la intemperie, empuja que te empuja, conseguimos poner en marcha al bus. En marcha y en camino, pues subió la larga pendiente marchándose hacia el horizonte. Nosotros, incrédulos, comenzamos a correr cuesta arriba. El bus nos esperaba donde la pendiente se inclinaba hacia abajo. Finalmente subimos.
Después, en las horas de viaje que quedaban, mirando la nieve, con los pies mojados y con algo de asma, recordaba Michigan y también Londres. En estos días, en Ann Arbor se reunieron, cual última cena, los amigos de entonces; en Londres, en West Norwood, mi antiguo compañero de piso celebró la fiesta de navidad de todos los años. Falté a ambas citas, lógicamente. Pasar página en la vida seguramente obliga a ello. Sin embargo, en días en que aparece la nieve a uno se le ocurren estas absurdas asociaciones que juntan pasado, presente, futuro, pero también anhelos, moriñas y sueños.

Sunday, December 06, 2009

Gripe A


A veces nos creemos dueños de nuestra vida. Llega un puente. Planeamos un viaje. Unos días especiales. Ver a unos amigos, ir a un concierto, visitar una ciudad. Y entonces, todo se para. Imprevisto: el cuerpo no responde. Y a veces, hasta lo vemos venir: me siento cansado, me duelen los huesos, tengo algo de fiebre, me pica la garganta. Y entonces llega.

Lectores, me ha atrapado la gripe. Y seguramente será la gripe A. Uno quiere sentirse tan especial que piensa que la pandemia no le toca, que escapará a ese virus. Y hoy, aquí me tenéis. En mi sofá (de estreno, ya era hora), escribiendo medio mareado, haciendo esfuerzos por abrir el portátil. Y sin fuerzas (ni ganas) de comentar nada: ni el "inmaculado" día de la Constitución, ni la retirada de los crucifijos de las Iglesias (¿cuántos años han pasado desde la II República?), el posible cierre de algunos webs... Lo peor de todo es que, pasando la enfermedad, uno se da cuenta de que, estando o no estando, el mundo (y nuestro mundo) sigue adelante. Toda una cura de humildad, por si a alguien se le había pasado por la cabeza pensar que era imprescindible o que pintaba algo. ¿Están ustedes enfermos, queridos lectores? ¿Esperan la gripe con impaciencia?

Friday, November 06, 2009

Soluciones para la corrupción política


Caso Gürtel, Palacio de la Música de Barcelona, Santa Coloma... ¿de verdad alguien se cree que todo lo que aparece en la prensa, todo lo que llega al juzgado, es la corrupción real de este país? El "forrarse político" tiene mucho que ver con la corrupción urbanística. Y a nadie se le escapa que un edificio no es un guijarro en el camino: centros comerciales que crecen como setas en nuestras narices, pueblos de la costa y del interior macizados hasta perder el suelo del término municipal... y todos miramos para otro lado. Pero es que además de, digamos, ese 5 por 100 de las barbaridades que llegan a los juzgados... ¿cuántos obtienen realmente condena? ¿Digamos que un 2 por 100? Siempre es más fácil declarar culpable a alguien que roba un pollo para comer que al que se forra a costa del ladrillo o de la gestión pública: por quién es y por el carácter del delito. ¿Y encima se nos quiere hacer creer que toda la mierda que vemos es la mierda que hay? Por cierto, mierda nunca convenientemente limpiada, porque a pesar del forrarse y cargarse el medio ambiente y el patrimonio ambiental, aquí nadie devuelve un duro ni tira un edificio.

El problema es más serio de lo que parece. La clase política tiene un papel clave en todo esto. Su descrédito es absoluto. Ni un sólo líder se acerca, ni de lejos, al aprobado. Obviamente, todo golpea un sistema que, en la teoría, puede ser el mejor posible; pero que en la práctica no funciona porque, sencillamente, es una ficción y no existe. Pero, ¿y nosotros queridos lectores? ¿qué pensamos cuando la marea (o mierda) de la crisis empieza a llegarnos a la cintura? El otro día leí una solución propuesta por alguien para castigar a todos los políticos implicados en estas cuestiones. Ahí queda:


"Queremos que estos señores sean condenados a encontrar un trabajo, cobrar 1.000 Euros y llegar a fin de mes"


Friday, October 23, 2009

Michigan Central Station


Dicen que nadie escapa al tiempo, y también podríamos decir que algo parecido sucede con algunas crisis económicas (al menos para algunos). Así caen imperios, vidas brillantes y espacios únicos. No hay que irse al Imperio Romano para certificar todo esto: el estado de Michigan y la ciudad de Detroit, antaño núcleo y expresión de la cultura del automóvil, se hizo pedazos. En el boom del automóvil, la suntuosa Michigan Central Station, comparable a esa Grand Central de Nueva York, comenzó a funcionar en 1808: ochenta años después fue simplemente abandonada. Hoy, en sus muros de piedra y mármol todavía resueña el eco del éxito y del desarrollo económico. El enlace que me envió mi amiga Megan hace tiempo recrea todo eso.

Quién sabe. Quizá algún día lugares como la Moncloa, el Palacio de la Zarzuela o el Parlamento de Andalucía esté así. O tal vez las sedes de los grandes bancos, todavía boyantes, o las casas adosadas y los enormes bloques levantados por la especulación. Nada permanece y, desde luego, ellos tampoco.

Wednesday, October 14, 2009

What is life?


Nunca le he tenido miedo a escribir sobre la muerte; quizá porque es algo tan real y definitivo que es absurdo evitar que existe. Otra cuestión es verla venir, saludarla serenamente y dejarse llevar por ella.

Las últimas semanas han estado salpicadas por varias desapariciones. Alguien con 23 años estrellado en una avioneta; un padre de familia que dijo adiós de forma inesperada; un anciano de más de 80 años que, en Pennsylvania, se despidió de los suyos carcomido por el cáncer.

Ante la muerte, ante el vacío absoluto, poco cabe decir. Queda entonces mirar a los que quedamos, a nuestro sentimiento de pérdida y a lo que, seguramente, de los que se han ido hay en nosotros.

Hoy he recibido un correo de Richard, mi amigo americano de Maryland. Su padre falleció el 10 de octubre. Me ha enviado el elogio de despedida que leyó en su funeral. Rich es un hombre sencillo. Un trabajador americano, siempre sonriente, eficaz funcionario (y no es un oxímoron) que, a pesar de la burocracia de los folios, siempre tenía sin responder una pregunta metafísica: "What is life?" ¿Qué es la vida? La primera vez que fui a Estados Unidos, con 17 años, solíamos bromear dando respuestas a esa pregunta: 'la vida es un helado', 'es un batido', 'es sueño' (Calderón), 'es una caja de bombones de chocolate' (Forrest)...

Rich terminaba las palabras que dirigió a su padre en este octubre con una frase especial, que explica por qué sufrimos tanto al perder a alguien:

'It's not just losing someone you love that hurts so much; it's losing someone who truly loves you'

(No es sólo perder a alguien amado lo que duele tanto; es perder a alguien que verdaderamente te ama)

Quizá al acercarnos al último día vamos sabiendo, al fin, qué demonios es la vida.

Tuesday, September 29, 2009

Un mundo que no-es

El domingo pasado el grupo británico Muse decidió pasarse por el forro la sociedad del consumo, plasticosa y televisiva, donde nada es lo que realmente dice ser. En la televisión italiana les obligaron a tocar en playback. Lo hicieron. Pero, como reacción, se intercambiaron los instrumentos. El menda que toca la batería (M. Bellamy) es en realidad el cantante, guitarrista y teclista (lectores, ojo a sus gestos). El alto de las gafas de sol, al teclado y con la guitarra, es en realidad el bajista (muy seriote él). Y el que lleva el bajo y canta, es el batería (no se lo cree). Lo mejor es el disfrutar del público, ajeno a toda esta mentira; y por supuesto, la reguapísima y oxigenada presentadora, que hasta sostiene una entrevista con alguien que no-es.
Quizá sea buen momento de parodiar todas las verdades oficiales. Falsas por ser supuestamente verdades. Y también por ser oficiales.
¿Qué mejor colofón a este post que la letra de la canción? Ahí va:

"La paranoia florece
la transmision se reanuda
ellos tratan de empujar la droga,
mantenganse todos callados y esperemos
nunca volveremos a ver la verdad de cerca

(...) Levantate y toma el poder de nuevo es hora de que
los gatos gordos tengan un ataque al corazon tu sabes
que su tiempo esta llegando a su fin
Tenemos que unirnos y ver nuestra bandera ascender

Ellos no nos obligaran
Ellos paran de degradarnos
Ellos no nos controlaran
Nosotros resultaremos Victoriosos"

Monday, September 14, 2009

De vuelta con la crisis


Septiembre ha entrado con fuerza. Vuelta al trabajo y a una ciudad que siente la crisis por los cuatro costados. Mientras que la clase política se tira los trastos a la cabeza y se pelea por escuchas, regalos a cambio de favores y demás, el resto de los españoles le vemos la cara a la crisis.

Vaya por delante: soy un privilegiado. Que el piso que he alquilado esté a medio amueblar o que no tenga sillas no deja de ser una anécdota sin importancia en medio de todo lo que está cayendo.

Hoy he ido a hacer la primera compra. Antes, he ido a un cajero a sacar dinero. Justo antes de mí lo ha hecho una señora. Tenía aspecto normal: unos 50 años, pantalones color calabaza y jersey pistacchio. Encajaría en lo que cualquiera de nosotros llamaríamos clase media. Luego ha llegado mi turno. He pedido un recibo para ver el remanente de mi cuenta. Sorprendido, he visto una cantidad que no se correspondía con lo que esperaba (que tampoco es mucho, queridos lectores). Al poco, he comprendido que había cogido el recibo que la señora que me precedió había dejado olvidado. Hoy, a día 14 de septiembre, tenía sólo 40 euros de saldo disponible.

Ya sé que quizá he sacado la imaginacióna pasear. Ya sé que quizá la señora anónima tenía más cuentas corrientes. Pero en los tiempos que corren, esta historia tan cotidiana puede estar envuelta en las sombras tan oscuras como las que insinúo en el párrafo anterior.

Curiosamente, hoy se cumple 1 año de la quiebra de Lehmann Brothers. Paradojas de la economía mundial: Wall Street está mucho más cerca de cualquier barrio histórico de Granada. Después de la hecatombe, nada parece haber cambiado: los banqueros siguen recibiendo bonus y considerándose el baluarte del progreso económico; los políticos siguen cocinando sus conflictos, siempre echando balones fuera y sin plantearse regular el sacro-santo mercado libre. Cada vez es más evidente que banqueros y políticos tienen dos cosas en común: no tienen ningún contacto con la realidad social que nos rodea; y no les importamos (casi) nada. De los primeros, como mis queridos lectores se podrán imaginar, no me sorprende ninguna de estas actitudes; de los segundos, confieso que (hasta hace poco) me sorprendía.

Saturday, August 15, 2009

Pause

Este año ha sido infernal. Volver a una vida normal y estresante, recuperar una vida pasada, insertar una nueva... y todo bajo la celebre fórmula del "mano, parque, paseo" BIEN entendido.
Agotador. Pero llega el momento de una pausa. Se ha anunciado en este mes: viajé a Copenhague con la excusa de un congreso. Tras cumplir los dos primeros días, me lancé a la calle. Todo un día caminando solo por esa estupenda ciudad. Los lugares nórdicos tienen algo especial, como algo escrito entre líneas que, a primera vista, no se puede apreciar. Calles ordenadas y desordenadas, pero siempre limpias. Edificios propios. Barrios hippies con cerveza copyright "Christiania". Bibliotecas enormes, modernas y admirables. Gente educada y menos fría de lo que señalan nuestros estereotipos. Y un estado del bienestar que deja en ridículo al nuestro. Y luego, ese canal prodigioso, donde cruzan los vientos que ordenaban el mar del Norte, ese lugar que robó al Mediterráneo el papel protagonista desde finales del XVI.
Después, Madrid. Cada vez tengo más cosas en contra de esta ciudad.
Pero mañana, vacaciones. Por fin. Galicia. Una vida nueva puesta sobre un verde gallego, acompañada de algo de vino blanco, de buena comida y de un móvil sin cobertura. Queridos lectores, a la altura del 15 de agosto creo que ya tocaba. Quizá les sorprenda con un post con olor a vaca lucense o a ostra de alguna ría... pero creo que este blog queda pausado por vacaciones. Ya me participarán ustedes las suyas.

Monday, August 03, 2009

Mudanza


Mudarse dentro de una misma ciudad tiene algo de extraño. Cambiar de ciudad es cambiar de vida y, quizá por eso, cambiar también de vivienda es algo secundario. Pero vivir en una ciudad de provincias, pequeña, y mudar la casa crea sentimientos raros.

Lectores, he pasado todo un año viviendo en el Albayzín. Un lugar estupendo. Unas vistas maravillosas. ¿Qué mejor antídoto vital tras dos años por el mundo que despertarse con la Alhambra a los pies de mi cama? Pero me he sentido desubicado. Pensaba escribir posts sobre el barrio, sus gentes... y al final no escribí ni uno solo. Quizá la vida me ha devorado. Quizá el trabajo ha sepultado la frescura de este blog, si alguna vez la tuvo.

El viernes pasado concluí la mudanza. Y lectores: mudarse en el Albayzín no es tarea fácil. Gracias a un amigo, empaquetamos todo y lanzamos el coche por San Juan de los Reyes. Tras el imprescindible "toque" en el retrovisor, llegamos al nuevo barrio: el Realejo. Me espera un piso sin amueblar: me ilusiona pues este año he tenido la impresión de seguir viajando, de tener todavía mi vida en una maleta. Quizá haciendo mío este nuevo espacio esa sensación desaparezca y pueda luchar contra la cotidianeidad que me devora.

La despedida del apartamento del Albayzín fue extraña. Mi amigo me conoce bien y me dejó solo. Esperó en el coche. Cuando salía con las últimas cajas, las dejé en la puerta y entré por última vez. Con las luces apagadas, miré desde cada habitación la impresionante vista. Los olores de doce meses de vida desfilaron ante mí. Luego quité las dos llaves de mi llavero. El manojo de llaves pesaba menos, mi casa había dejado de ser mi casa. Arrastré los pies hasta la entrada. Aspiré por última vez y cerré la puerta.

Sunday, July 26, 2009

Un día en que nos hacemos diferentes


Nos pasamos toda la vida esperando lo excepcional, que el mundo gire en el punto que deseemos y, de pronto, nos deje en el sitio que queremos. Las películas de Hollywood y los valores del éxito del mundo capitalista no paran de insistir en que el mundo es de los héroes, que el éxito es accesible para todos. El paraíso parece estar al alcance de la mano o, incluso, tras la puerta del pasillo de nuestras casas.

La llegada a ese mundo imposible se espera de forma apasionada y expectante. Esperamos grandes historias, sucesos paranormales que nos catapulten a lo que queremos, a un mundo opuesto al que tenemos.

Ayer, hace un año, la vida se presentaba como siempre. Todavía girando, sin un trabajo estable, unos días de calor y legajos en Madrid. Y de repente, un día normal. No era una rubia platino. Tan sólo una impresión, tan sólo una historia demasiado complicada. Tan complicada que ni soñamos con nada... y eso que los sueños no cuestan nada. Diez días después de conocerla, nos encontramos en una vulgar cadena de restaurantes. Vulgar cena. Vulgar vino. Para dos personas seguramente vulgares a los ojos de todos. Pero en ella estaba todo: sonó Salinas, sonó su vida pasada, sonaron sus penas y sus glorias (y también las mías). Y aquí estamos. Los instintos, las impresiones y las palpitaciones salieron al paso de las historias perfectas, de las autopistas y de las rubias platino con sonrisa edulcorada.

Todos tenemos un día en la vida, un día, en que nos hacemos diferentes. Diferentes porque nuestro futuro cambia radicalmente. Pensad, queridos lectores, cuál ha sido el vuestro. Y pensad también si fue producto de un juego de azar, de un dejarse llevar o de un giro del destino. Pero no os engañéis: detrás de las grandes curvas, se esconde el mundo de lo corriente, de lo cotidiano. La felicidad está agazapada en las sombras, no en los grandes focos ni en los escenarios del éxito.

Ayer, un año después, volvimos al mismo sitio. Misma cadena de restaurantes. Misma mesa. Mismas ensaladas. Cambiamos, eso sí, el vino y el postre. No hubiese cambiado cenar en ningún otro lugar: ni sobre la torre Eiffel, ni sobre el Empire State Building... más que nada, porque si hubiese sido así, no hubiese sido ni nuestro momento, ni nosotros mismos. Lo que nos pertenece no tiene precio, pues la vulgaridad de lo propio no se compra.

Thursday, July 16, 2009

Políticos... ¿de hoy en día?


En días de poca escritura, cuelgo un poema sobre políticos. No sé si el autor es quien lo firma, y tampoco si la fecha es real... por sorprendente que parezca.




DÉJAME DORMIR, MAMÁ

Hijo mío, por favor,
de tu blando lecho salta.
Déjame dormir, mamá,
que no hace ninguna falta.

Hijo mío, por favor,
levántate y desayuna.
Déjame dormir, mamá,
que no hace falta ninguna.

Hijo mío, por favor,
que traigo el café con leche.
Mamá, deja que en las sábanas
un rato más aproveche.

Hijo mío, por favor,
que España entera se afana.
¡Que no! ¡Que no me levanto
porque no me da la gana!

Hijo mío, por favor,
que el sol está ya en lo alto.
Déjame dormir, mamá,
no pasa nada si falto.

Hijo mío, por favor,
que es la hora del almuerzo.
Déjame, que levantarme
me supone mucho esfuerzo.

Hijo mío, por favor,
van a llamarte haragán.
Déjame, mamá, que nunca
me ha importado el qué dirán.

Hijo mío, por favor,
¿y si tu jefe se enfada?
Que no, mamá, déjame,
que no me va pasar nada.

Hijo mío, por favor,
que ya has dormido en exceso.
Déjame, mamá, que soy
diputado del Congreso
y si falto a las sesiones
ni se advierte ni se nota.
Solamente necesito
acudir cuando se vota,
que los diputados somos
ovejitas de un rebaño
para votar lo que digan
y dormir en el escaño.
En serio, mamita mía,
yo no sé por qué te inquietas
si por ser culiparlante
cobro mi sueldo y mis dietas.
Lo único que preciso,
de verdad, mamá, no insistas,
es conseguir otra vez
que me pongan en las listas.
Hacer la pelota al líder,
ser sumiso, ser amable
Y aplaudirle, por supuesto,
cuando en la tribuna hable.
Y es que ser parlamentario
fatiga mucho y amuerma.
Por eso estoy tan molido.
¡Déjame, mamá, que duerma!

Bueno, te dejo, hijo mío.
Perdóname, lo lamento.
¡Yo no sabía el estrés
que produce el Parlamento!



Fray Junípero Serra (1713 - 1784) Religioso franciscano español

Friday, June 05, 2009

Hechos míticos, hechos inexistentes

Ayer se cumplieron 20 años de la matanza de la Plaza de Tiananmen (Pekín). Esta imagen, de un hombre hasta ahora desconocido, enfrentándose a una hilera de tanques, ha pasado a la Historia. Una revista americana lo situó entre los 100 hombres más influyentes del siglo XX. Esa camisa blanca, esos pantalones negros y esa figura escuálida le hacen ser un antihéroe, o mejor, cualquiera de nosotros. Lo absurdo de su actitud, sus gestos y movimientos descalifican todavía más la violencia del régimen dictatorial chino.

Sin embargo, la realidad tiene siempre varias caras. Este hombre seguramente no vio este vídeo, ni tampoco supo jamás que, desde un sexto piso de un hotel cercano, un periodista europeo lo convertía en un icono inmortal. Pero, incluso en China, hay algunos que no lo han visto jamás: hoy el telediario de la Primera mostraba cómo, al acercarse la periodista con la instantánea y preguntar a los jóvenes estudiantes, éstos decían no haber visto esa foto en su vida; ni siquiera la identificaban con China.

Nuestros días están sembrados de hechos. Pero para que los hechos sirvan, importen, sean relevantes, tienen que ser contados. Y para que lo sean, el peor enemigo son los discursos oficiales, lo políticamente conveniente. China es un caso extremo. Pero nosotros también podemos ser víctimas de una información deformada, que tiene un fin y que quiere sedarnos; podemos ser víctimas de un sistema democrático en el que, por ejemplo, a los políticos poco importa un horizonte más allá de unas elecciones. La última campaña electoral, donde la nobleza, la imaginación y las propuestas han brillado por su ausencia, son un buen ejemplo. Tenemos un sistema democrático, sin duda más justo que el chino. Sin embargo, a veces pienso que renunciamos a nuestras libertades y a nuestro poder de crítica. Nos apartamos de la escena de la alta política, dejando que una clase política mediocre y en la que no creemos, escoja el menú de nuestro destino. Quizá nos estemos equivocando.

Thursday, May 28, 2009

Wilco en Granada

Salí despedido de la facultad, echando el telón del curso. Había terminado poniendo al siglo XX en su sitio, llevando la militancia más allá de donde quizá hay que llevarla. Los Wilco tocaban en Granada.

A 15 días de volver de dejar Michigan, hice un viaje a Chicago. Todavía lo recuerdo. Mi primer viaje solo, en un tiempo raro, de transición, a una de las ciudades más especiales del primer mundo. Tras bajar del Hancock Building y ver el lago Michigan, recuerdo caminar por la Gran Milla de Oro. Tenía que comprar un recuerdo de esa ciudad. Pensé en un disco y entré en una tienda. Los Wilco, banda de Chicago, habían sacado un nuevo disco. No los había escuchado en mi vida. En lugar de ese "Sky Blue Sky", me decidí por el "Yankee Hotel Foxtrot": en su portada aparecían las Marina Towers, uno de los emblemas.

El concierto de ayer fue fabuloso. Nada mejor para olvidar al mejor Barça de la historia. Seis tipos tocando una música inclusaficable, una voz quejosa y unos arreglos que sonaban a eternidad. Los tiempos también han cambiado en otras cosas: mi amigo Fernando sólo aguantó dos cervezas tras el concierto. A las 1 en casa.

Monday, May 18, 2009

La muerte de un poeta


¿Y qué decir ante la muerte de un poeta? A un vulgar historiador le encantaría ser creador y, si lo fuese, daría lo que fuese por escribir un puñado de poemas que sobreviviesen, al menos, una estación.

Mario Benedetti tenía algo de Antonio Machado. Al otro lado del mundo hispano, creo que compartían esa preocupación -y creencia- en el hombre y en su dignidad. Creo que los dos hacían del sentido común el arma más temible y convincente. Nada de lo que escribían sonaba a discurso político, sino a la política cotidiana con la que todos nos quedamos. Para uno, el Sur también existía; para otro, la soledad de la represión franquista era la de aquel hombre 'caminando entre fusiles'. Ambos eran hombres cotidianos, con los que nos identificamos tanto, de esos que nos pegan a la vida, de esos que nos cuentan las verdades con sus chaquetas y pantalones gastados de tanto vivir. Y ambos, más allá de partidos políticos, hicieron de su poesía y de su vida compromiso.

Pero hay algo de Benedetti que siempre me llamó la atención: unir la justicia al amor. Sus poesías estaban repletas de palabras sencillas en las que, a veces en el mismo verso, se identificaba el amor con la justicia. Creo que, para él, la justicia y el amor eran una forma de compromiso, dos vías para cambiar el mundo.

Hablar de un poeta es como hablar de Dios. Exige respeto y todo lo que se pueda decir es incompleto. Por eso ruego a todos mis lectores que perdonen estas atrevidas reflexiones. Había que escoger un poema. Permítame la injusticia de pegar sólo uno:


TE QUIERO


Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo con codo
somos mucho más que dos
tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
si te quiero es porque sos
mi amor y mi cómplice y todo
y en la calle codo con codo
somos mucho más que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente vive feliz
aunque no tenga permiso
si te quiero es porque sos
mi amor y mi cómplice y todo
y en la calle codo con codo
somos mucho más que dos.

Wednesday, May 13, 2009

La muerte de un músico

Al llegar a casa me topo con la muerte de Antonio Vega. Uno no sabe qué decir cuando muere un músico. A veces nos recorre un temblor, un miedo, parece agitarse el abismo bajo nuestros pies. Quizá es el temor a que, con la muerte del artista, perdamos para siempre el tiempo y los momentos a los que estuvieron pegadas sus canciones.
Una canción puede valer un instante, un recuerdo, un momento especial y, por supuesto, una vida entera. Quizá por eso son tan importantes: sin ellas, ni nosotros existiríamos, aunque a los músicos grandes se los trague el polvo.

Acabo con el comienzo de un artículo publicado hoy en EL PAÍS:
"Llevaba toda la vida muriéndose y nadie se lo creía. Siempre estaba ahí, en la reunificación de Nacha Pop, en los discos de sus amigos, en homenajes de otros o para él, o en esas noches entre semana, solitarias y frías, en la sala Clamores de un Madrid que creció con él. Con su guitarra y su mirada escurridiza, veías que la vida se cebaba con Antonio un día sí y otro también, pero su música, su alma, ofrecía siempre la promesa de un lugar mejor, un sitio humano y eterno fuera de las drogas y los problemas, donde solo los sueños se hacen realidad. Era como una leyenda urbana, pero hoy la realidad ha pegado con toda su mala leche, con toda su insoportable verdad y crudeza. Antonio Vega, el autor de Chica de ayer, la canción de la movida, la de la generación del cambio y la democracia en España, se ha ido para siempre".


Monday, May 04, 2009

Cerrar los círculos


Volvamos a Semana Santa. Como dice la expresión inglesa (o el disco de Stereophonics): 'You have to got there to come back'. Hay días en nuestras vidas que nos marcan para siempre. Y, siempre, esos días están marcados con lugares: un bar donde nos reuníamos y no hemos vuelto, un lugar donde jugábamos de niños y perdimos para siempre, o ciudades que nos hicieron lo que somos y a las que nunca volvimos.

Ann Arbor (Michigan) y Londres son dos lugares importantes para mí. Uno los mira desde lejos, con recelo, con miedo a la vuelta y a desdibujar los buenos momentos si uno lo hace. Pero al final hay que dar la cara y volver. Con la excusa de algo relacionado con el trabajo, me dejé caer por Londres. Como sucede en estos casos, muchos ya no estaban. Pero otros sí. Volver a los mismos bares, pasear por donde siempre, recordar todo un año con un sonrisa en el rostro y, por supuesto, disfrutar de los grandes amigos que me han construido. Volví a despertarme en West Norwood, tomé el tren a Victoria Station, pasé por el Battersea Powerplant, caminé por Oxford Street, visité a Picasso en la National Gallery, entré a escuchar un concierto en el nuevo St. Martin in the Fields, paseé por el Southbank... estuve allí. A veces, hay que volver, cerrar el círculo de una historia para descubrir que, en efecto, somos lo que creemos ser.

Monday, March 23, 2009

Into the wild

Dejarlo todo. Apartar las cosas y enfrentarnos con nosotros mismos. Seguramente es algo que todos necesitamos alguna vez. Dejar los juegos de artificio, abandonar las convenciones, hacer oídos sordos a aquellos que nos dicen qué somos o qué debemos hacer, cuestionar el camino trazado y caminar por vías secundarias.
Viajar tiene mucho de todo eso. Entonces, uno no se hace fuerte, sino que se siente fuerte, independiente, propio. Mira entonces sus manos, dentro de uno mismo, se hace muchas preguntas que nunca se había realizado y, también, responde muchas para las que hasta entonces no hallaba solución. Quizá es entonces cuando llegamos a saber quiénes somos, y comprendemos que la felicidad no existe si no se comparte con otros.

Tuesday, March 17, 2009

La vida con todo su color

Como somos luces y sombras, y sin sombras no hay luz, he aquí este post.
Bacon y el tiempo nos devora. Pero lo vivido siempre queda con nosotros. El pasado es el equipaje eterno: así que más nos vale llevarnos bien con el, cargarlo de buenas experiencias y de recuerdos que merezcan la pena. Siempre, en esa mochila que llevamos a nuestras espaldas, está la infancia. Cuando nuestros padres eran incuestionables, eran perfectos, era únicos. También nosotros lo éramos: el mundo tenía aspecto de guiñol y "nuestros pies no tocaban el suelo". Lo imposible estaba prohibido, porque todo era posible. Confieso que, aún hoy, tengo cinco minutos diarios en que creo que nada ha cambiado.

Thursday, March 05, 2009

Bacon


Las pinturas de Bacon no dejan indiferente. Pasearse por una de sus exposiciones es como recorrer los acantilados de la vida. Sus figuras se estremecen, se desintegran, sus colores y sus pinceladas se desintegran. Sus personajes están atravesados por algo que nos hace hombres, que nos hace iguales, que nos une para siempre: el paso del tiempo, nuestro deambular hacia la muerte.

Lo que somos no tiene nada que ver con lo que creemos que somos. Mucho menos con aquellos que los demás creen que somos. Todos escondemos un miedo que nos anima, un mundo que nos lanza contra nuestros planes, nuestros proyectos y, lo más triste, contra unos sueños que quedan rotos. Y sonando de fondo, cual música de supermercado, el tiempo que se acaba. Mientras tanto, nos levantamos día tras día, nos agarramos a la silla de lo cotidiano y gritamos ante lo que vemos ante nosotros.

Tú, lector, puedes pensar que hay muchos motivos por los que sonreir en la vida. Puede que estés en lo cierto. Pero nada, comprendelo, nada, puede evitar que, mientras que yo escribo y tú lees, todos caminemos hacia el final mientras nuestro aullido se pierde en la raya eterna del tiempo.

Tuesday, February 10, 2009

Vacas


Madrid está llena de vacas. Sí, no sólo es una ciudad repleta de museos, teatros, famosetes, líneas de metro, grandes distancias, políticos corruptos, tramas oscuras, residencia de nuestro monarca, etc. También es hogar, a partir de esta semana, de vacas que pacen, caminan, miran al cielo, e incluso se bañan en fuentes. He aquí un ejemplo de una de ellas: a la puerta de la Biblioteca Nacional, a modo y uso de Alonso Quijano, con su yelmo de Mambrino, pensativa, acompañando a quienes visitan el supremo templo de la lectura, desvalijado -por cierto- en alguna que otra ocasión recientemente.

Será tópico. Pero a veces se mira al campo como un poso de virtudes, de naturaleza, de buen espíritu, de honradez... frente a una ciudad que es centro de modernidad, de poder y de corrupción. Seguramente no es así. Pero, por si acaso, estas vacas pasean sus pezuñas y cuernos por las calles de nuestra capital. Estaban por todos los lugares: en la calle Génova, en la puerta del Congreso de los Diputados, en el Palacio Real... y hasta en el barrio de Lavapiés (donde, por cierto, fue secuestrada).

Y yo pregunto, lectores: ¿queremos vacas en las calles de Granada para que vigilen, con su mirada calma, mientras pacen tranquilas, todo lo que hacemos y somos?

Wednesday, January 21, 2009

La foto


Su rostro transmite la alegría de un sueño en marcha. Sus ojos contienen confianza, coraje, ideas e imaginación. Y esos labios sonríen, con una mezcla de dulzura y cariño a la mujer a la que, seguramente, le está diciendo: 'te lo debo todo' o 'no soy nada sin ti'.

Es emocionante ver algo inaudito, único, excepcional. Pero también es triste contemplar las cosas que, de momento, no pueden suceder en nuestro país. No me refiero al hecho de que el presidente sea negro, chino, magrebí, latinoamericano o del oriente europeo. Hablo de la posibilidad de que un hombre común y excepcional pueda ser algo en la política. Obama lo tuvo difícil, tuvo que sortear la corrupción, el racismo... y seguramente tuvo que hacer juegos políticos y contar con la financiación necesaria. Pero fue elegido senador por Illinois porque actuó ante sus votantes que, un buen día, confiaron en él. En cualquier distrito electoral español, nuestros políticos nos dan la espalda y se arrodillan frente al que preside la lista cerrada de uno u otro partido.

Seguramente los sueños rotos son los que provocan más lágrimas. Ayer no cesaba de preguntarme: ¿cuándo vendrá la decepción con Obama? ¿Cuándo y por qué lo descalifiaré por primera vez? Lo desconozco pero soy consciente que así será. Sólo quien no gobierna no decepciona. Pero mientras espero ese momento, mientras miro esta foto, tengo esperanza en lo nuevo, en el cambio, pues es lo único que mantiene vivos los sueños.

Friday, January 16, 2009

Los que nos mojamos (y votamos)


Abrí la semana con las declaraciones de la Ministra de Vivienda, Beatriz Corredor. En medio del crack inmobiliario y los precios astronómicos de la vivienda, en una entrevista se descargaba de cualquier responsabilidad sobre la situación existente, al igual que a su predecesora, Carme Chacón (todavía recuerdo cuando un periodista de la BBC le preguntó a esta última sobre la burbuja inmobiliaria y la ex-ministra le espetó que la entrevista había concluido).

La semana continuó con el caos del aeropuerto de Barajas. La ministra andaluza, Magdalena Álvarez, también se autoexculpaba de cualquier responsabilidad, cargando contra Iberia, la meteorología o incluso, piruetas políticas, invertía los papeles y le pedía la dimisión al líder de la oposición, Mariano Rajoy.

Este último, allá por el 2003, como portavoz del Gobierno, eludía cualquier responsabilidad de éste en el desastre del 'Prestige'. Aquellos 'hilillos' de petróleo bajo el agua acabaron convirtiéndose en el mayor desastre ecológico ocurrido en las costas españolas. Tampoco el Gobierno pareció tener ninguna responsabilidad.

Un compañero de su gobierno, el entonces Ministro del Interior, Ángel Acebes, tampoco asumió nunca ser responsable de sus palabras en aquel 11-M. Si no mintió deliberadamente, si mostró una paciencia extraña a la hora de darnos a conocer una informanción que, atónitos, podíamos ver ya colgada en los periódicos ingleses, americanos, franceses e italianos. Tampoco el Gobierno fue responsable de la mala gestión de aquella crisis.

Y volviendo al Gobierno actual, también a lo largo de la semana tuvimos oportunidad de escuchar al Presidente hablar sobre el paro y la crisis económica. Por supuesto, en el vacío de la Historia parecen quedar aquellas palabras suyas de antes del verano, cuando se negaba a reconocer la crisis económica y empleaba eufemismos para calificarla.

El panorama es gris. El horizonte está colapsado de nubes y niebla. La lluvia ya cae sobre nosotros. Nos piden ahora que sigamos caminando y aguantemos la tempestad. Yo, desde este humilde blog, le pediría a mis queridos políticos, cada vez menos representantes de la sociedad a la que dicen representar... que asuman alguna responsabilidad pues, al fin y al cabo, los que gobiernan son ellos y no nosotros. Aunque los que suframos las consecuencias seamos nosotros, que nos mojamos y no tenemos el paraguas del pretexto, la irresponsabilidad y del 'tirar balones fuera'.