Saturday, January 02, 2010

Espacios del pasado (y para el nuevo año)


En Madrid hay un algo que, a veces, pasa desapercibido. Madrid creció sobre todo a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Después, sus calles comenzaron a llevar nombres de políticos liberales que ya casi nadie recuerda, pero también de espadones románticos cómodamente asentados en el urbanismo de la ciudad castellana. También encontramos monumentos de ese pasado, como el de esa llama a los caídos en el 2 de mayo de 1808 en el Paseo del Prado, o ese héroe de la guerra de Cuba ('El Cascorro'). Pero si algo cambió esta ciudad, a la vista de lo que hoy puede contemplarse, fue el franquismo. Durante la larga dictadura la ciudad creció más que nunca; y durante esos día el régimen dejó buen rastro de su presencia. Es cierto que hoy han desaparecido calles como la Avenida del Generalísimo o General Mola, pero quedan otras como General Varela, Orgaz, Moscardó, etc.

Más allá de debates de la memoria histórica confieso que, bien mirado, prefiero que estos rastros queden. Y también que marquen el contraste con el mundo que sigue o que todavía es.

En la Plaza de Castilla hay un monumento franquista. Es el monumento a José Calvo Sotelo, político de extrema derecha asesinado el 13 de julio de 1936. Ni que decir tiene que la muerte de este señor, antiguo ministro de la Dictadura de Primo de Rivera, no es motivo para alegrarse. Pero a pocos se le escapa el carácter antidemocrático y violento de sus discursos parlamentarios. Lo más curioso es que hoy este monumento convive con otros dos que entonan la "modernidad" de Madrid. Uno son las "Torres Kio", repletas de oficinas de alto standing y símbolo de un macro escándalo de corrupción de nuestro brillante progreso. También son conocidas como "Puertas de Europa". El otro es el "Obelisco de Calatrava": un gran pináculo ostentoso y dorado de casi 100 metros de altura, donado por un banco al "pueblo", situado entre el monumento de Calvo Sotelo y las dos Torres. Qué generosidad.

Caen los años en nuestras vidas. Los espacios, los nombres de las calles y los monumentos se solapan con nuestros días. Pero los significados, a veces, cambian poco. El otro día volvieron a programar "El Día de la Bestia" en televisión. En el final de la película, aparece un plano impresionante con las dos torres, incluyendo también el monumento a Calvo Sotelo. En el coloquio, le preguntaron a Álex de la Iglesia por qué rodó el nacimiento del Anticristo en las Torres Kio. El director respondió: "Porque era el templo del mal, y creo que sigue siendo el templo del mal (risas)". Independientemente de lo provocador de su afirmación, los espacios, así mirados, dicen mucho más de lo que oficialmente quieren decir.
(Este post le debe mucho a los trabajos de mi amiga Megan Saltzman)

2 comments:

Jesús said...

Me parece un post excelente, evocador, interesante. Dan ganas de leer a tu amiga. Eres un observador muy fino, ´qué abandonados nos tenías a los lectores de este blog..

Un abrazo,

El Cinéfilo Ignorante said...

Qué excelente texto, Bobby.

Madrid es el corazón de las Españas, las geográficas, ideológicas y todas laR demáss, que diría uno de los pocos madrileños castizos que quedan.

Me fijaré en el monumento a Calvo Sotelo porque los otros monumentos sí los conozco de visibles que son.

Es curioso lo que dices de los políticos liberales que nadie recuerda y que dan nombre a tantas calles de la capital. Pueden servir para indagar en la historia.

Todo lo que mencionas son testimonios del pasado que afectan a nuestro presente.