Saturday, October 25, 2008

Carreteras secundarias

Dicen que es difícil recorrer el camino que la vida nos tiene guardado. En cambio, preferimos tomar autopistas de peaje, carreteras en las que no se ve el paisaje... pero que nos llevan en menos tiempo a nuestro destino.

Nos cuesta trabajo recorrer las carreteras secundarias, aquellas que sentimos más propias, aquellas en las que somos más nosotros. Es en esas rutas donde encontramos los mesones con caras amables, las especialidades de la casa y, en algunas, las cálidas chimeneas donde arden los troncos en invierno. Pero son más solitarias. Pocos se atreven a utilizarlas, porque vivimos pegados al reloj, a nuestro punto de destino, a aquello que se nos tiene trazado.

Con la vida pasa igual. En teoría, para nosotros, afortunados del primer mundo, nuestra vida consistiría en etapas muy claramente marcadas: acabar el bachillerato, entrar en la universidad, conseguir un trabajo, conseguir una novia, conseguir una iglesia donde casarnos, conseguir casarnos, conseguir una hipoteca -incluso ahora-, conseguir tener hijos, conseguir pasar los días dando una buena educación a nuestros hijos... y el ciclo se repetirá con ellos hasta que nos alcance la muerte.

Confieso que hasta el momento había discurrido por esta autopista. Todo perfecto. Dentro del guión. Es más, al final de cada tramo, a cada paso por el peaje, veía las caras de los que me rodean saludando con una sonrisa modélica. Pero la vida juega malas pasadas. Y, a veces, de las autopistas parten ramales que llevan al campo, a la vida salvaje, a lo real, a lo imprevisto y al sentimiento. Llevo más de tres meses discurriendo por una de esas carreteras secundarias, con baches, con un futuro incierto pero con un paisaje y unos olores maravillosos. Un camino díficil con el que no contaba pero del que, por el momento, no me puedo apartar. Mientras tanto, queridos lectores, ¿seguiréis esperándome en el siguiente peaje de la autopista donde puede que nunca llegue o nos encontraremos en alguna carretera secundaria?

3 comments:

Aguamala said...

En mi caso, nos encontraríamos en una secundaria...por supuesto...en alguna montañana no lejos del Mediterráneo.

Me cuesta trabajo entrar en la autopista. Lo he intentado varias veces, me incorporo desde el carril de aceleración pero al final resulta que he entrado a otra carretera de doble sentido. No es que nos guste complicarnos la vida...es que la vivimos (y sufrimos).

Besos desde Viena,
Aguamala.

Natalia said...

¿Tü querías autopista de peaje? Siempre has tenido cierta contradicción, ¿quién habló del comunismo de salón? ;)Ve por donde quieras deseando estar bien y que los mesoneros o dependientes de áreas de servicio, lo estén.

Anonymous said...

En algunos tramos, aunque no te dés cuenta, las carreteras secundarias van paralelas a la autopista.
Te lo dije: es difícil y te va a costar, pero no por eso va a dejar de merecer la pena.

A ver si nos vemos. I miss you
M/C