Monday, May 18, 2009

La muerte de un poeta


¿Y qué decir ante la muerte de un poeta? A un vulgar historiador le encantaría ser creador y, si lo fuese, daría lo que fuese por escribir un puñado de poemas que sobreviviesen, al menos, una estación.

Mario Benedetti tenía algo de Antonio Machado. Al otro lado del mundo hispano, creo que compartían esa preocupación -y creencia- en el hombre y en su dignidad. Creo que los dos hacían del sentido común el arma más temible y convincente. Nada de lo que escribían sonaba a discurso político, sino a la política cotidiana con la que todos nos quedamos. Para uno, el Sur también existía; para otro, la soledad de la represión franquista era la de aquel hombre 'caminando entre fusiles'. Ambos eran hombres cotidianos, con los que nos identificamos tanto, de esos que nos pegan a la vida, de esos que nos cuentan las verdades con sus chaquetas y pantalones gastados de tanto vivir. Y ambos, más allá de partidos políticos, hicieron de su poesía y de su vida compromiso.

Pero hay algo de Benedetti que siempre me llamó la atención: unir la justicia al amor. Sus poesías estaban repletas de palabras sencillas en las que, a veces en el mismo verso, se identificaba el amor con la justicia. Creo que, para él, la justicia y el amor eran una forma de compromiso, dos vías para cambiar el mundo.

Hablar de un poeta es como hablar de Dios. Exige respeto y todo lo que se pueda decir es incompleto. Por eso ruego a todos mis lectores que perdonen estas atrevidas reflexiones. Había que escoger un poema. Permítame la injusticia de pegar sólo uno:


TE QUIERO


Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo con codo
somos mucho más que dos
tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
si te quiero es porque sos
mi amor y mi cómplice y todo
y en la calle codo con codo
somos mucho más que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente vive feliz
aunque no tenga permiso
si te quiero es porque sos
mi amor y mi cómplice y todo
y en la calle codo con codo
somos mucho más que dos.

1 comment:

Jesús said...

Me parece muy acertado... vulgar historiador, jeje. Mi modesto descanse en paz al maestro, ya está colgado en el Blog. Qué grande Benedetti.