Tuesday, December 18, 2007

Castillo Rojo

Hoy me ha costado un mundo levantarme de la cama. Finalmente, a pesar del frío de mi habitación, me he dirigido hacia la ducha, he saludado a mi madre, a mis perros, y he bajado a desayunar. La casa olía a frío granadino, a ese clima tan particular, seco y cortante con el que he crecido. En el aire todavía persistía el olor de mañana, ese olor de las cosas íntimas y familiares, espeso y lleno de recuerdos.

Mi gentil hermana había cumplido su promesa y tenía la moto a mi disposición. Abrigo y bufanda enfundadas, me puse en marcha hacia la facultad. Tomo el camino del Realejo: los típicos atascos por el antiguo barrio judío. Escapo con algunas direcciones prohibidas y, finalmente, llego a la Plaza Isabel la Católica, presidida por la estatua de la señora atendiendo al mismísimo Cristóbal Colón. La mayestática figura de esta reina a las puertas del barrio que, en 1492, mandó destruir hasta sus cimientos tras expulsar a los judíos, siempre me ha parecido un monumento a la paradoja.

Le doy la espalda a la modernidad, dejo a un lado la Gran Vía y la calle Recogidas... y tuerzo hacia Plaza Nueva. Sin semáforos, sin tráfico, casi atropellando a los turistas y al mismo frío, conduzo deprisa junto al Darro, el río sepultado de Granada. Cruzo el Paseo de los Tristes, a los pies de la Alhambra, al otro lado del río. Subo con dificultades la cuesta del Chapiz, y giro hacia el Sacromonte. Subo por la "Verea Alta", paso por la cueva de "Chorrojumo", una vez rey de los gitanos... y llego a mi destino. Aparco. Bajo de la moto. Me quito el casco. Respiro y miro al silencio. Al silencio de un edificio que ha estado allí desde hace siglos, viendo como todos pasamos y él, de ladrillo y adobe, sigue por encima de nosotros. Cuando estoy lejos siento como si estuviese aquí, esperándome, susurrándome una vuelta a esta ciudad que tiene lo mejor y lo peor del mundo.

9 comments:

Anonymous said...

Cuando vivía fuera y volvía, mis ojos buscaban ese icono, desde el autobús, cuando bajaba en la Estación de Tren o desde la circunvalación con el coche... sólo cuando lo divisaba, majestuoso, en esa colina que se adentra a la Vega, clamado, en reposo, iluminado o a plena luz del día, sólo entonces, era cuando sentía que había llegado a Granada, que había regresado al hogar...

Siempre pensé que estaba algo loca haciendo eso... quizás seamos una pequeña pandilla de locos, pero lo que se siente esperándolo, buscándolo y contemplándolo no es de fácil explicación...

Besos, y a ver si me dices cuando te vas y te organizo visitilla "especial"...

El Cinéfilo Ignorante said...

He pasado 10 años de mi vida en ESA ciudad, los peores y los mejores de un trecho de 43. Y, al final, estaba deseando dejar de vivir en ella.

Cuando alguien la pandora hasta la exageración, la ataco sin miseridcorida y no faltan razones. Cuando me la critican, salgo en defensa de lo indefendible.

Un amigo mío, más de la tierra que nadie, me decía: "Fíjate en la cantidad de granaínos que viven fuera y no vuelven". Pero él nos e iba...

Y ese camino... Qué bien descrito, Bobby. Lo añoro y lo odio. Y me vuelvo a acordar de la frase eme efe de Francisco Ayala: "También me siento muy granadino por el desapego que siento hacia mi ciudad".

El Cinéfilo Ignorante said...

...Perdón por los bailes de letras...

Anonymous said...

Jeje, aparte de nuestro apego a la alhambra, (a mi me pasa cuando voy a ... (cádiz) y tengo la necesidad de ir a ver el mar, escucharlo, pisar la playa), veo que tienes en tus raices como "granadino" otro de sus iconos, jeje, el "pillaje" motero, jeje, pequeños objetos con ruedas que surgen de la nada con un ruido ensordecedor haciendo caso omiso de las leyes, es la ley del oeste, jeje, veo que no soy el único. (Aunque en breve tenga que volver a acostumbrarme a una nueva montura, jeje, si quereis conocerme os costará la modica cifra de ... en que vendo mi antigua moto, jeje, es una coña, porque se que no os gustan).

Por otra parte otro lugar que me apasiona, será una gilipollez, pero es así, es el arco de elvira, paso casi todos los dias con la moto y siempre elevo la vista y pienso en esa puerta de entrada a la Granada mora, con su bullicio por las mañanas entrando carros con mercancías, con una pequeña guardia mora, muy tipo aladdin, (peliculas con los niños), no se, me encantaría que existieran las máquinas del tiempo y poder, aunque solo fuera una vez, hacer una entrada por esa puerta y descubrir las maravillas que quedaron enterradas por el paso de los cristianos.

Por cierto migue, la reina Isabel expulsó a judios y derrumbó parte de su "historia" en Granada, (lo desconocía), pero si miramos los "atentados" que se han realizado a lo largo de la historia por conquistadores y muchas veces en nombre de la religión. (Sin echar mucho la vista atrás, las estatuas gigantes en Afganistan).

Saludos, anonimogr y perdón por el tocho

Natalia said...

La situación de perderme y variar de perspectiva, de tocar las piedras que fueron levantadas hace siglos, de recordar que todos somos mezcla como la de olores que se producen al juntar varias especias... es un lujo que ofrece esta ciudad.
Creo que cuando no estás, esta ciudad se queda más vacía.

Anonymous said...

Anonymous, si nos gustan las motos, de hecho a mí me encantan y no tengo una grande guapa (me encanta la R6 y no hablemos de la R1) porque no tengo un duro! Me compré una chiquituja hace un mes... ya ves, menos da una piedra...

Feliz Navidad!

Jesús said...

De ladrillo y adobe reader o photoshop. Bienvenido a casa, y esta Navidad te llamo.

Abrazo,

Anonymous said...

animo vas por buen camino

Bobby said...

Este Tutankhamon... no será en realidad Manetón? Gracias, querido amigo.