Wednesday, December 26, 2007

La crisis del churro español



Volvamos, después de tanto tiempo, a la política. Hablemos del orto y ocaso del 'churro español'. O, mejor, granadino.

Esta mañana, lluviosa en Granada, pasaba por una cafetería que anunciaba 'churros'. Me ha entrado el antojo y, a pesar de las comilonas navideñas, me he dicho a mí mismo en mi dialecto granadino: 'qué pollas'. Ahí estaba yo, en la barra de la cafetería, con el 'Marca' entre mis manos, tan feliz...

-'Un café y una de churros, por favor'
-'Mmmm... no tenemos churros', contesta con fingida pena la camarera.

Salgo de la cafetería de Solarillo de Gracia, comprendiendo que esto de los antojos es algo profundo y serio, nada exclusivo de las mujeres embarazadas. Y empiezo a pensar, ¿dónde me puedo tomar unos churros como Dios manda? Lógicamente, en la zona de Bibrambla o en el Café Fútbol... pero tengo coche y llueve a mares. Sigo pensando, tratando de localizar un sitio donde pueda encontrar el mítico churro español. Y comprendo, con tristeza, que el churro español -y por ende, el granadino- está en crisis.

¿Dónde conseguir un churro? ¿dónde comprarlos calenticos y mojarlos -también calenticos- en una taza de café o chocolate? Apesadumbrado, conduzco hacia casa. El antojo prosigue. No me puedo quitar la idea de la cabeza: que si churros por allí, que si churros por allá... Culpo de la situación a la pérdida de los valores tradicionales, a la invasión americanizadora, a la globalización, a gobierno del PP en Granada, a la monarquía borbónica y, por supuesto, a mi admirado Manuel Chaves. Mientras tanto, el olorcillo grasiento del churro, del churro auténtico, genuino y entrañable, sigue en mi cabeza.

De pronto, mi salvación. Al final del Paseo de la Bomba veo un pequeño kiosko metálico... ¡una churrería! Aparco en doble fila (cuando uno viene a Granada adopta también el deporte municipal por excelencia). Pido un kilo de churros. Churros de los buenos, de esos con 'garra, con fuerza, con maña' (pobre José Luis Moreno, si los pudiese tomar). Pensando en algo en que contaros, queridos lectores, entablo conversación con la churrera: Josefa, más conocida en el barrio como Fina. Tan fina como los churros que hace, nada pesados y harto entrañables. La suya es una vida dedicada a los churros. Churreando desde hace 19 años. Pagando un alquiler abusivo al ayuntamiento, es dueña de una de las dos únicas churrerías que quedan en Granada capital. Y que churros Dios, que churros. La fuerza del churro está con ella: confía en seguir luchando contra el avance de los tiempos y mantener su negocio. A pesar de la mole del edificio que le están levantando a menos de dos metros... del que a buen seguro recibirá pronto quejas por sus humos aceiteros y churreros.

Fina, los churros y lo genuinamente español me han alegrado el día. Volví a casa. Y churros para todos: para mi gente... y también para la tierna parejilla (Benja y Eva) que habita en mi antiguo apartamento. Ahora, mientras escribo este post, bien acompañado por un litro de agua, decido escribir este alegato-manifiesto en pro del churro español, una de las mejores cosas que tenemos y que hay que reivindicar. Larga vida al churro y a su tradición. Sin dobles sentidos, ojo.

9 comments:

Anonymous said...

Bueno migue, primero felíz navidad y luego hablar de churro español es políticamente incorrecto, jeje, o el post no era de política, porque tenemos que ser realistas y la historia del churro no es ya regionalista, sino localista, jeje, nada tienen que ver el churro o porra Granadina con los de Madrid o con los de Salamanca, es más, es un tema complicado que hace saltar tantas o más chispas que el futbol, jeje, "los churros de mi pueblo son los mejores", jeje, vamos como niños hablando del "churro", jeje.

Por cierto, los mejores son los de Cádiz, jeje, y más concretamente de San Fernando, aunque los de la capitá o del Puerto, Jerez o similares le van cerca a la zaga, jeje.

Y ahora para mantenerte informado te diré que en mi modesta opinión, después de visitar unas cuantas churrerias (llevabamos churros a la oficina los jueves para desayunar todos) te comentaré que los mejores, los más conseguidos son de un pequeño despacho de churros, anexo a una cafetería en la Ribera del Beiro.

Un saludo. Anonimogr

PD. no hay nada peor que como caen los churros de fin de año, jeje.

Anonymous said...

Una de las cosas que siempre he enseñado a mi "guiri family" en España, y más en concreto en Granada, es: la Alhambra (como no?), la ciudad (Realejo, Albaicín), la catedral e iglesías que correspondían al tiempo que hubiera disponible, las tapas, el tinto de verano, las cañas, la tortilla del sacromonte, los caracoles y... UN BUEN DESAYUNO CON CHURROS! Personalmente a mí los churros madrileños de lazo me parecen una mariconada... lo que allí llaman porras, lo llamamos nosotros aquí al final de echar la churrada en el aceite, a ese medio puño graso, de un sabor exquisito, crujiente por fuera y tierno por dentro...

Me uno a tu reivindicación, que vale que nos gusten las verduras, pero ésto es energía mañanera para los agricultores, currantes de tajo y mezcla y para los que los disfrutamos porque si.

Olé, olé y olé, el churro español, andaluz o local, me da igual... y los de fin de año me han salvado de más de un coma...

besitos

N said...

¡Vaya pataleta de risa me ha dado leyendo esto! Pero, ahora, toca el momento de las confesiones. Mi estómago impide actualmente que coma lo que para mi es una de las 3 mejores cosas que me puedo echar a la boca: CHURROS CON CHOCOLATE. El Zaidín, barrio de sorpresas constantes, está poblado de churrerías. Yo estoy rodeada. Y esto de "lo verás, pero no lo catarás", es muy duro. Disfrutad vosotros por mi de todos esos churros que no me puedo comer. Snif.

Anonymous said...

"Con el 'Marca' entre mis manos"... No te pega nada.

Jesús said...

que les jodan Miguel, a muerte con el churro y con el marca... Pero lo de que son dos churrerías, yo creo que hay alguna más. En camino de Ronda 115 había una no hace mucho, pero chapó. ¡Qué recuerdos! Y en Almuñécar frente al hotel Meliá hay un par de ellas, fantásticas, con terraza, y enfrente un quiosco donde venden el M-A-R-C-A!!!

Anonymous said...

En Armilla queda una muy buena y a ver si mañana me paso, oye, que me he animado!! Una vez, muertica de hambre, estuve en esa churrería que comentas y me harté de churrillos aceitosicos y colmados de azúcar. ¡¡Pero qué ricos están!!
Un beso para to los fanses de los churrillos granaínos!!

Anonymous said...

he estado informándome y quedan más de un quiosquito de churros en Granada, no sólo los dos que decía Fina, la churrera... han reabierto el de la esquina de Poeta Manuel de Góngora (el de la antigua cafetería-pastelería Alhambra), por el Zaidín me dicen que hay y en La Chana también...

Seguiré investigando y, también probando claro!, para que los churros no se queden huérfanos...

Y N., tranquila, ya como yo los churros a tu salud...

Anonymous said...

También está el de la Caleta, que siempre está petado de gente y luego despachos varios, por la zona del beiro, por cierto si quereis churros de los finos entonces teneis que ir al recinto ferial Santa Juliana, vamos la feria de muestras, solo cuando hay exposiciones, jeje.

Un saludo, anonimogr

Anonymous said...

ole tu churro!!!