Thursday, April 24, 2008

Encuentro con la biología animal y vegetal


Este post viene inspirado por el fantástico blog de Sensualista, por una conversación con una amiga tiempo ha (T., lo prometido es deuda), y por un día de primavera.
Estas cosas suceden de improviso. Uno se levanta, se ducha, desayuna viendo los periódicos digitales, sale de casa, toma el tren… y cree que se enfrenta a otro día normal. Pero debía haberlo sospechado. Era distinto: hacía sol y la temperatura era más agradable.
Empezaron a suceder cosas extrañas. Comencé a comportarme de manera rara. Al llegar a la British Library, en el momento de escoger sitio… en lugar de hacerlo en una mesa en el hall, donde hay mas luz natural e incluso flexo… me vi “tomando posiciones” en un pupitre sin flexo, sin apenas luz natural… pero con unas “vistas” más que interesantes. Empezando a leer el primer libro, ante la poca luz, pienso en lo que había hecho y me digo: “Que cosas tienes, Bobby”. No le doy importancia al asunto, lo veo como una mera anécdota.

15.00 p.m. Tras tomar el metro, llego a la peluquería, donde tenía cita. Es una academia de peluquería donde es más económico pelarse… pero parece que es una escuela de prestigio. Está llena de chinitos, chinitas, japonesitos, japonesitas y gente de todas las nacionalidades mejorando sus cualidades con la tijera. Muchos de ellos parece que tienen buena posición económica, e incluso vienen con intérprete. Bien. Siguieron sucediendo cosas extrañas: mientras que me pelaba una coreana, Yujin, a su lado estaba una intérprete, también coreana. Mientras que Yujin estaba, tijera en mano, tratando de darle sentido a mi enorme cabeza… yo entablé conversación con la intérprete. Se llamaba “Moon” (“luna” en inglés), y tenía la belleza de esas orientales que en aquellas películas de Hollywood hacían perder la cabeza a los marinos americanos. Llevaba tres años en Londres, había vivido en Marruecos, conocía Granada y las cuevas del Sacromonte, amaba la paella, el flamenco… ¡pero bueno!, me dije a estas alturas… ¡cualquiera pensaría que le estoy tirando los tejos a la chica! Y seguramente, sin darme cuenta, lo estaba haciendo.

Salí a la calle. Oxford Street. 17.30. Hora punta. Hacía calor. De las tiendas entraban y salían mujeres y hombres; por la calle paseaban mujeres y hombres; pero yo sólo veía a las primeras. Habían dejado atrás el invierno, los abrigos, los jerseys, los impermeables londinenses… habían llegado las camisetas con tirantes, las faldas y otros elementos de la vestimenta femenina tan perniciosos para los ojos de los hombres.

Debo escapar de aquí, pensé. Caminé hacia Marble Arch… y crucé a Hyde Park. Atravesé el parque hacia el sur… pero no sirvió de nada: en el césped, apoyadas junto a los árboles, junto al lago, paseando a perros, dando de comer a las ardillas, haciendo deporte, montando en bicicleta… estaba acorralado por mujeres.

La primavera había llegado. De improviso. Lo tenía que haber sospechado. El primer aviso fue aquel día en la biblioteca de la LSE cuando, al andar, me llevé por delante a una chinita por estar mirando a una chica en el otro lado del vestíbulo.

Le ha costado. Hemos tenido nevadas, vientos y, por supuesto, lluvia. Pero la primavera ya está aquí. Y uno, a sus treinta primaveras (que no veranos), ha perdido el miedo y el pudor a reconocer el placer de disfrutar de la belleza, de los cuerpos, de las miradas, del olor de la carne, de los gestos y, en definitiva, de la sexualidad. Mirar, (con la impunidad de mi soltería) desear y disfrutar de una mujer en todas sus esferas, afortunadamente, ha dejado de ser un tabú. Sólo hay un problema: hoy ha vuelto a llover.

8 comments:

Anonymous said...

No hay problema si llueve... concurso de camisetas de tirantes mojadas!!

Pues si, la primavera la sangre altera y los que estamos solteros miramos como buscando salir de nuestra madriguera y volver a la vida. No miramos por buscar pareja, no. Miramos porque nos gusta! Nos divierte, y como diría Coque Malla: y por las noches, haremos lo de siepre... porque nos gusta y porque nos divierte! Pues eso, fuera invierno y vivan las miradas, las complicidades y los biceps!!

El Cinéfilo Ignorante said...

Como supondrás, me ha encantado tu texto y no solo por la referencia a sensualista...

Qué interesante el tempo de la historia. ¡Parecía que iba a pasar algo gordo! Lo cual sería, probablemente, tu sensación (sensualista) en esos momentos...

El final, en cierto modo metafórico, me ha gustado mucho. Keep up the good work, Bobby!

N said...

¡¡Vamos todos al mercado de la carne!! pero aconsejo pasar del dicho al hecho, porque sólo mirar camisetas (mojadas o secas) no deja de ser algo insano, tanto para el observador como para el observado.
Si es verdad que los pudores han caído, tendremos que jugar en otras ligas. Ahora la ropa interior se adivinará desde el exterior, los cuerpos se enseñarán... y será hasta normal. El morbo no está en la carne, si no en el placer que insinúes con ella.

Anonymous said...

Eres grande, cuidate.

Dr j

Anonymous said...

Migue ya has llegado, ya estás en un punto sin retorno, jeje, el del "viejo verde", lo siento yo soy así, jeje, la primavera es criminal, no puedes ir por la calle sin parar la vista en un punto, son cientos, todas, hasta las profesoras de los enanos, jeje, es total y absolutamente imposible, en fin supongo que será "química".

De todas formas es la primavera donde se tapa lo justo y necesario, el punto de inflexión, mucho mejor que el verano y los bikinis; la primavera es la mejor época del año, jeje.

un saludo, anonimogr.

Anonymous said...

Está claro que mirar con impunidad y la soltería no van de la mano...

Anonymous said...

Está claro que las personas no pueden ser hipocritas, un "contrato" y que te anillen como un "palomo" no quita que se te vayan los ojos, otra cosa es la lealtad y los valores, pienso que es así, el que diga lo contrario miente como un bellaco, jeje.

Un saludo, anonimogr

Anonymous said...

"Que te anillen como un palomo", ahí queda eso...