Friday, April 04, 2008

Una noche cualquiera


Como siempre que voy a Granada, no tengo tiempo para nada. Son unos días relámpago, que pasan volando, donde apenas no tengo tiempo de llamar a nadie, que pasan como un sueño rápido e intenso. A la vuelta tengo tiempo de digerir todo. Como lo que pasó la noche del sábado.

El sábado fue una de esas noches que parecen normales, un más. Pero en realidad, cuando uno lo piensa, suceden demasiadas cosas y, mirado desde una cierta distancias, cae uno en la cuenta que el esperpento fue el protagonista. Ahí van algunas pinceladas para los lectores: algunos estaban allí y otros no; en todo caso, podría pasar a cualquiera. Disculpad el desorden, pero el alcohol, el humo y el bullicio me hace imposible recordar tiempos.

La primera parte sucedió en "Aterriza como puedas", un bar tan entrañable como su nombre, divertido y peligroso.

- Mientras que un amigo probaba todas las esquinas y paredes del bar con una víctima, Alex y yo nos encontramos en el servicio con una chica. Las pupilas más dilatadas que Garfield, y un poco tocaílla. Muy guapa, consiguió comentarnos que no había papel en el servicio de señoras. Le respondí que qué se hacía entonces, que si se pedía papel en la barra... que no sabíamos muy bien, pues 'tu sabes, somos tíos'. A lo que ella, apoyada en la pared, espeta: 'tios, tios... en todo caso primos o hermanos' (lo decía en serio).

- Mientras que mi amigo seguía retozando por las esquinas, y todos comentábamos la jugada, lo pasábamos de cine. Y hablando de cine: mientras que las copas y las charlas caían por doquier, en el bar se proyectaba 'El guateque', la mítica película de Peter Sellers.

Cuando mi amigo terminó de visitar las esquinas del bar, huyó a su casa. Los que quedamos nos fuimos al 'Sugar Pop'. La gente, surrealista. Pero lo más surrealista la salida y vuelta a casa. Quedábamos Fernando y yo. Justo en la puerta vemos al mítico cantante de Lagartija Nick, antiguo bajista de 091. Con unas copichuelas de más, decidimos acercarnos:
- 'Tío, lo habéis bordao con el último disco', le digo.
Al hombre le alegramos el día y la semana. Muy amable, con los ojos un poco danzarines, nos lo agradece y se muestra cariñoso. Pero yo, decido darle más carrete:
- ¿Te has dado cuenta que han pinchado 'Estratosfera'? (uno de los temas más míticos de Lagartija Nick).
¿Su respuesta? '¿Ah si? Bueno, es que yo intento inhibirme'.

Caminamos al coche. Bajamos Emperatriz Eugenia, llegabamos a la Plaza de Menorca y... vemos a un corrillo de tres guitarras y 7 u 8 personas cantando como posesos a las 5.30 de la mañana. Desgañitados, coreaban de principio a fin 'Agradecido' del Rosendo. Y por supuesto, como nuestra ciudad es lo que es, todo el que pasaba por allí se sentía interpelado a cantar y a dar palmas. Pobres vecinos... pero que ambiente.

Y nos subimos al coche. Fernando llevaba dos horas a base de coca-colas. Pincha a el gran Quique González. Entonces, las típicas conversaciones: que bien lo hemos pasado, viste a cual o a tal, mira que nuestro amigo no lo entendemos, bla, bla, bla. A todo esto, pasando por el Hotel San Anton, pues lo típico: vemos a un hombre con los pantalones bajados, gallumbos enfundados eso sí, andando y tambaleandose por la calle. No hablaba con nadie, no enseñaba nada... solo andaba con la mirada perdida.

En fin, trozos de una noche, una de esas tantas que tantos habréis tenido y que, en la distancia, superan cualquier previsión y nos hacen difícil dejar nuestra casa. No sé cuántas llevo ya: noches y despedidas. He perdido la cuenta.

4 comments:

N said...

"No me salen las cuentas de la vida, o me sobran noches o me faltan días" pero si no nos salen las cuentas como canta Fito, pues será mejor no echarlas.
La parte buena de haber faltado es poder imaginar y reconocer lo que cuentas. Esta tarde lo hacía García Montero junto a Sabina en el Palacio de Carlos V, me he enamorado más aún de la madrugada de esta ciudad y admito como parte íntegra de mi persona esa bajada por Emperatriz Euguenia.
Ahora Londres, sigue contando.

Anonymous said...

Aunque no andaras viajando, siempre faltan días, y las despedidas siempre se suceden, te muevas o no, cada día es una despedida... cada día, si tercia, un reencuentro... besos

El Cinéfilo Ignorante said...

Perdón por la vacilada, pero uno, en tiempos, era amigo del mítico cantante de los Lagartija. El nombre de guerra de su casa era (y seguirá siendo, supongo), ANTOÑÍN. Un saludo para él también.

Enhorabuena por el minirreportaje sobre Granada La Nuit.

Bobby said...

Polo, no sabía de tus andanzas con Antoñín!