Tuesday, July 29, 2008

El tío Fernando


El tío Fernando no era una persona especial. Al menos, a primera vista. No era inteligente, no era especialmente sensible, tenía un carácter fuerte y difícil... pero era el tito Fernando. Hay personas que son grandes sin tener grandes cualidades. Grandes en sí, grandes por estar ahí toda una vida, por lo que sus gestos, sus palabras y su presencia significan para nosotros sin que ellos lo sepan. Creo que ese era el caso de mi tío Fernando.

Como gran parte de los malagueños, hablaba sin parar. Recuerdo que lo visité unos días cuando fui de archivos a Málaga para la tesis doctoral. Me quedé en su piso. Pasábamos la tarde en la terraza, viendo el tráfico, al fresco, y él hablaba de su vida. Sin que se diese cuenta, yo lo interrogaba sobre la guerra civil, los años cuarenta, su trabajo, sus amores, el no tener hijos... La entrevista más difícil que he hecho en mi vida: al final opté por no tratar de casar las fechas o los acontecimientos y escucharlo tranquilamente. Así era él.

Mi tío tenía la grandeza de los hombres sencillos. La sencillez del que te ama, del que no pronuncia grandes frases ni ideas abstractas. Pero también la sencillez del hombre bueno, del abuelo que fue para todos sus sobrinos-nietos y del padre que fue para todos sus sobrinos.

Recuerdo que afrontaba la muerte con una tranquilidad absoluta. Antes de su operación, lo llamé desde Londres: "Espero estar en casa pronto, y si muero, pues mira, me encuentro con tu tía, que ya estoy cansado de vivir". Sin embargo, pasó dos meses en el hospital, tratando de agarrarse a la vida y, con ella, a todos nosotros.

Siempre me pregunté por qué estaba obsesionado con el tiempo. Su piso estaba repleto de calendarios y relojes. Antes de acostarse, meticulosamente, iba uno por uno cambiando la fecha para el día siguiente. Finalmente, antes de apagar la luz, besaba el retrato de su mujer que ya no estaba, mi tía Anita.

Ya nadie cambiará las hojas de los almanaques de su casa, ni dará cuerda a los relojes que marcaban sus últimos días de espera. Mi tío descansa para siempre enterrado en el tiempo, aunque él ya no pueda escuchar el tic-tac de sus horas. Lo haremos nosotros por él.

10 comments:

Anonymous said...

Hay palabras que, por gastadas, parece que pierden el sentido y hay que pararse para reparar en él y devolvérselo: te acompaño en el sentimiento. Y te abrazo, y te mando un beso desde un banco de Madrid.
M.

Anonymous said...

Le habría encantado leer lo que has escrito de él, aunque probablemente sin habérselo dicho, lo sepa ya. Un abrazo muy fuerte a todos, besos

N said...

Lo siento. Lo has tenido muy presente todo el tiempo y así seguirá siendo. Eso es una suerte.

Carmina said...

Un acompañamiento grande y un lo siento desde la BN.
Aunque es mejor así, ¿no? LLevaba mucho tiempo...

Anonymous said...

Me siento identificado contigo, mi abuelo también estaba obsesionado con el reloj, tenía unos 1o en la casa y les daba cuerda a diario. A su muerte, intenté continuar su tarea, pero pronto entendí que no era mi tarea...Supongo que hay rutinas, que pareciéndonos absurdas las recordamos con cariño.

Un abrazo.

CHB

El Cinéfilo Ignorante said...

Me ha gustado el tío Fernando. Dan ganas de haberlo conocido...

Eso es amor sin otros intereses, Bobby.

Anonymous said...

Mi más sincero pésame. Un buen homenaje para un buen hombre.

Dr J

Anonymous said...

Hace poco hablábamos del tiempo y como nos veíamos cada vez más cerca el final, quizás eso ahora nos pueda hacer pensar, es más, puede llegar a ponernos nerviosos, pero cuando vemos una persona como tu tio Fernando, como el abuelo, la abuela o gente mayor afrontando lo que es el final del "partido", y vemos su tranquilidad,...
Es curioso como ellos tienen otra forma de ver las cosas.

Por lo menos tu has podido disfrutar de una pequeña parte de tu tiempo en hablar con él, en recordar sus vivencias, que te acompañarán toda la vida en tus recuerdos, le diste vida, algo muy importante.
Muchas veces cuando se han ido o cuando ya no están es cuando piensas que seguramente perdimos la oportunidad de descubrir algo, de disfrutar de esas vivencias. Quizás mi abuelo supo que nosotros no teníamos "tiempo" para él y nos hizo el regalo de grabarlas en cassetes, aún así, no los tienes cerca cuando quieres escucharlos o intentar recordar viejas anecdotas.

Sinceramente siento la perdida, pero me alegro que tu si hayas podido ser participe de una gran persona.

Un saludo, anonimogr.

Jesús said...

Muy emocionante lo que has escrito, que ganas de haber conocido a tu tío Fernando.

Fuerte abrazo,

Bobby said...

Muchas gracias a todos. La verdad es que no sé qué voy a hacer cuando no estéis vosotros...
Hoy me he enterado que el pasado fin de semana lanzaron las cenizas de mi tío Fernando al mar. Mi tíos Martín y Pedro, encargados de hacerlo, leyeron este post en ese momento. Permitidme pensar la idea de que todos estábais allí conmigo y con él.