Tuesday, March 27, 2007

NYC, día 3


Migue: En realidad, mentimos. El día 2 no acabó cuando escribimos. Después vino, como apuntamos, nuestra visita nocturna al Rockefeller Center. Y las consiguientes pintas de Guiness en un pub cercano: dudábamos si entrar. Alex dijo: ‘bueno, vamos a entrar, escuchar la música que ponen… y decidimos’. Nada más abrir la puerta del garito sonaba ‘Can you hear me knocking?’ de los Rolling Stones. Fue imposible resistirse.
Bueno, hoy tocaba Chinatown. Pasamos primero por el Village. Es difícil imaginar la vida que este barrio tendría en aquellos tiempos de la beat… porque ahora está bastante muerto. Luego pasamos por Washington Square, donde un musiquillo entonaba canciones de U2 y de Bowie con un contrabajo. Pero quizá lo más interesante vino luego: nos paseamos por las calles de Chinatown, donde efectivamente la mayoría de los chinos no hablan inglés ni cristiano. Degustamos el menú más barato que encontramos. De momento, no ha habido consecuencias. Después, Little Italy y el imprescindible Soho. Volvimos luego a Chinatown a visitar un par de templos budistas… cerrados, mala suerte. Pero nos atrevimos a entrar en un karaoke ochentero (la guía del Lonely Planet hablaba de ellos!): bajamos las escaleras, garito oscuro… y cuando entramos… el silencio se hace en el local, lleno hasta arriba de chinos. Digo: ‘Ok’ (no encontré otra cosa mejor que decir), y nos largamos pitando.
Vuelta al hotel. Tras visitar la Catedral de San Patrick de noche (es que ayer no pudimos cumplir con el servicio dominical), otra vez el Rockefeller Center y su peliculera pista de patinaje sobre hielo: como buenos españoles, pasamos un rato riéndonos de cómo algunos se estrellaban contra el suelo, las paredes o se llevaban por delante (en el bueno sentido) a alguien. Después de aprovisionarnos de unas Coronitas en Broadway… y al hotel, destrozaos. Mañana: MoMA y más.

Álex: ahora soy yo el que tiene poco más que añadir… Lo mejor del día: momentos como el del Karaoke en Chinatown. Para llegar al garito había que bajar unas estrechas escaleras y atravesar un angosto y oscuro corredor. En cuestión de un momento, aparecen cinco o seis chinos, la música se para y todos nos miran a la vez como diciendo “eh, vosotros no sois chinos ni nada”. Parecíamos habernos colado en una peli de Bruce Lee... Menos mal que hemos aguantado la risa (¿y el miedo?) y hemos salido de allí corriendo.
Hoy, además, hemos descubierto que en el hotel hay una máquina que pone cafés, infusiones y chocolates gratis. Así que hemos decidido no beber agua ya nunca más. Nos sacamos los cafés de tres en tres. “Anda, pero si también tienen Mocaccino”. “¿A qué sabrá un expresso doble con chocolate?”, “Pues éste aún no lo he probado”. Yo creo que por aquí no han pasado muchos españoles porque si no, la máquina ya no estaría.

No comments: